dimecres, 6 d’abril del 2016

EL DOLOR COMO SÍNTOMA





El dolor físico es algo que nos molesta porque duele, porque nos condiciona la vida o, incluso, nos imposibilita para algunas actividades. Por lo tanto, vivimos el dolor como una experiencia negativa, pero, ¿qué pasaría si fuéramos un poco más allá? ¿Qué pasaría si intentásemos comprenderlo? ¿Qué pasaría si buscásemos su intención positiva?

Realmente, puede parecer una contradicción buscar una intención positiva detrás de una experiencia negativa, ¿verdad?

Sin embargo, ¿alguna vez has sentido dolor sin motivo aparente? ¿Alguna vez has sufrido un dolor que te ha impedido hacer algo que no querías hacer o que tenías miedo de hacer? ¿Alguna vez has notado que siempre te haces daño en el mismo sitio? ¿Alguna vez has sufrido un dolor que no se iba?

Asimismo, ¿recuerdas que tu cuerpo te envía señales cuando tiene necesidades? Por ejemplo, tenemos sed cuando necesitamos hidratarnos. En cuanto a estas señales, las personas somos un conjunto de planos: el plano físico, el plano emocional o el plano espiritual, y el cuerpo nos envía señales cuando tenemos necesidades o conflictos en los otros planos.

Es decir, el cuerpo se comunica con nosotros, con nuestra parte consciente y nos envía mensajes, que pueden ser en forma de sensaciones sutiles o, cuando es necesario, en forma de dolor. Por tanto, podemos entender algunos dolores físicos como señales de alerta, como síntomas de algún conflicto.

Síntoma: Cambio perceptible en el cuerpo o en sus funciones revelador de una enfermedad o de una fase de la enfermedad. (Traducido del diccionario de la lengua catalana del Institut d'Estudis Catalans)

Con respecto a estos dolores sintomáticos, no acaban de irse o vuelven a aparecer poco tiempo después sin motivo aparente porque el problema real no está allí. A modo de ejemplo, podemos comparar estos dolores con las señales de alerta de un vehículo: estamos conduciendo y una luz roja nos dice que hace falta aceite en el motor; del mismo modo, un dolor en el brazo nos puede indicar un problema a otra parte, un conflicto emocional.

Del mismo modo que la solución en el vehículo no es actuar sobre la luz, sino en el motor, la solución al dolor como síntoma se encuentra en otro lugar. Evidentemente, trabajaremos sobre el dolor y, además, en buscaremos su razón de ser. En ocasiones, un conflicto que no podíamos manejar y escondimos en nuestro inconsciente, un miedo, una contradicción entre lo que deseamos y lo que hacemos ...

Asimismo, también es importante la localización del dolor porque somatizamos diferentes emociones o conflictos en diferentes ubicaciones. Por lo tanto, el dolor nos indica por donde podemos empezar a trabajar.

En resumen, el dolor puede ser una manifestación de un conflicto emocional enterrado y su localización puede ayudarnos a esclarecer su origen. Puede ser la señal que te envía tu cuerpo para hacerte ver que ha llegado la hora de crecer, de avanzar porque lo que no resuelves en tu mente, tu cuerpo lo transforma en enfermedad.

Con un enfoque transpersonal, a través de la entrevista, la hipnosis, las flores de Bach, el reiki y todas las herramientas de las que dispongo en Espai Hipnòtic, buscaremos el origen y la función de ese dolor, al tiempo que lo trabajaremos directamente para ayudarte a comprenderlo, a comprenderte y a restablecer tu bienestar.

Finalmente, recordemos que nuestro cuerpo se comunica con nosotros y debemos permanecer atentos a las señales.

Si tu cuerpo te habla, si quieres disfrutar del bienestar, si quieres seguir avanzando, ven y hagámoslo posible.

Salud!

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Sant Cugat y Barcelona

Colaborador del Centro Lesam, Valencia.